La Tomografía de Coherencia Óptica (OCT) se ha convertido en una herramienta oftalmológica de gran valor para el estudio de patología, tanto retiniana como glaucomatosa y corneal, desde que fuera introducida a principios de la década de los 90.
Hoy en día nos encontramos ante la expansión de las utilidades de dicha herramienta; a las ya clásicas utilidades de OCT en el estudio de la patología macular, como es el caso del agujero macular, el edema macular y un largo etcétera, se suman otras como por ejemplo el diagnóstico de alteración en el segmento externo de los fotorreceptores foveolares diagnosticada con OCT.
Se ha planteado incluso (3) el estudio de los parámetros retinianos de normalidad en relación a la edad, con el fin de acercarnos a la fisiología del envejecimiento desde el prisma oftalmológico.
En resumen, OCT ha abierto la puerta a un terreno de investigación multidisciplinar dentro de la oftalmología moderna.
Cada vez son más los argumentos que apoyan la utilidad de disponer de uno de estos instrumentos en la consulta ya que cada vez son más las utilidades que se plantean; pero, ¿justifican dichas nuevas utilidades el poseer un OCT, o son la consecuencia de disponer ya del aparato?
Sí es valido y cierto que la OCT nos valida el estudio del espesor de la capa de fibras nerviosas, en correlacion directa con la campimetria ( y adelantandose a esta en 5-6 años), y nos capacita para hacer un diagnostico precoz del glucoma.
De cualquier forma, tecnología y medicina deben ir siempre cogidas de la mano en dirección hacia un único lugar: el cuidado de nuestros pacientes.
¡Viva el progreso tecnológico de la salud!
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