jueves, 23 de agosto de 2012

GLAUCOMA, a por él


Del 12 al 17 de marzo se ha celebrado la Semana Internacional del Glaucoma, un trastorno que es la segunda causa de ceguera pero que pasa desapercibida por no presentar síntomas, al inicio.

La edad, los antecedentes familiares y la presión arterial elevada son algunos de los factores de riesgo del glaucoma, un trastorno de la visión que afecta a casi un millón de personas en nuestro país, la mitad de los cuales lo ignoran, y que se ha convertido en la segunda causa evitable de ceguera.
Bajo el lema ‘No dejes que el glaucoma oscurezca tu vida’ la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares (AGAF), en el marco de la Semana Internacional de la enfermedad, hace una llamada de atención sobre la necesidad de que este problema obtenga el reconocimiento de dolencia crónica y neurodegenerativa, a la vez que reivindica la importancia de mejorar su detección precoz y la atención a los afectados.




Según apunta el presidente de AGAF, Julio Calle, “el glaucoma no suele presentar síntomas hasta que ya la enfermedad está muy avanzada, por lo que muchos afectados desconocen su condición. Por este motivo, es clave hacer un diagnóstico precoz para evitar que evolucione y tenga consecuencias más graves como la ceguera”. Para ello, se debe acudir periódicamente al oftalmólogo y hacerse las revisiones oportunas, así como se deben incluir las pruebas de detección del glaucoma en las revisiones médicas laborales rutinarias”.

Bajo el término glaucoma se engloban más de 60 tipos de patologías que coinciden en un punto: la afectación del nervio óptico, que se encarga de conducir las imágenes que capta el ojo hacia el cerebro. “La enfermedad afecta a un 2% de la población, cifra que se incrementa hasta el 5% en las personas mayores de 70 años”, apunta el doctor Julián García Sánchez, Catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid. “Éste es uno de los motivos por los que los controles periódicos en aquellos grupos de riesgo –personas con edad avanzada y pacientes con antecedentes familiares- han de realizarse controles frecuentes, ya que la detección precoz es fundamental para evitar una mayor pérdida visual”.


 

La presión intraocular elevada es una de las causas principales de esta dolencia. Se trata de una alteración provocada por la acumulación de líquido natural que el ojo produce para funcionar con normalidad. “No todas las personas con la presión intraocular elevada desarrollan glaucoma, por lo que es importante realizar cuanto antes un diagnóstico e iniciar el tratamiento”, comenta el presidente de AGAF. “Una detección y tratamiento adecuados pueden evitar una parte de los casos de ceguera asociados a la enfermedad. Con las revisiones rutinarias, sobre todo a partir de los 40 años, se podrían prevenir muchos de los efectos devastadores del glaucoma”.
La investigación tanto en nuevos tratamientos como en técnicas de diagnóstico  y quirúrgicas más precisas, son para doctora Elena Vecino, catedrática de Biología Celular de la Universidad del País Vasco, prioritaria. “Los últimos estudios están poniendo un gran énfasis en la neuroprotección con el fin de evitar que se deterioren las células glanglionarias de la retina”, comenta la experta. “Somos muchos los que estamos trabajando en silencio para que la enfermedad silenciosa deje de serlo”.

En este contexto, AGAF considera prioritario que se intensifiquen las medidas de control, sobre todo en los grupos de mayor riesgo, como son las personas de más edad, pacientes con historia familiar de glaucoma, y aquellos con cifras de presión arterial alta o con la presión intraocular elevada. “Somos muchos los afectados de glaucoma que tenemos muy poco resto visual, y eso nos hace tener un alto grado de dependencia. Necesitamos contar con más apoyo del que tenemos en la actualidad para evitar el aislamiento y la exclusión que sufrimos las personas con esta discapacidad”, subraya Julio Calle.
Por este motivo, AGAF ha hecho público un manifiesto en el que se incide en la necesidad de seguir potenciando la investigación sobre esta dolencia para intentar reducir el número de casos de ceguera a pesar del momento actual de crisis y de recortes. “Queremos que la sociedad conozca la enfermedad, pero también arrojar luz a los afectados y fomentar la mayor de las luces, que es el conocimiento”, apunta Julio Calle. “Es necesario que se siga investigando tanto desde el ámbito público como desde el privado, para conseguir nuevos y mejores tratamientos que mejoren nuestra calidad de vida, y para que un día podamos decir que la enfermedad no es irreversible y que ya no tenemos miedo a quedarnos ciegos”.




A los médicos, nos queda intentar localizar esos paciente de riesgo, detectarlos pronto mediente la toma de tension ocular, averiguar como está el campo visual, y  observar el estado de la capa de fibras nerviosas ( los axones de las celulas ganglionares ) en la retina, mediante pruebas sencillas de diagnostico de certeza (OCT), y valorar que tratamiento es el más adecuado , y como realizar esa neuroprotección del nervio óptico.



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