El producto químico le quemó la córnea, la membrana transparente que recubre la parte frontal del ojo, y destruyó las células madre que mantienen sana la córnea. «Sentí un dolor insoportable, me quemó el ojo cerrado», explicó Turnbull al periódico británico Guardian. "Pasé dos semanas hospitalizado, hasta que pude abrir de nuevo el ojo. Fue como mirar a través de un cristal acrílico rayado".
A Turnbull le quedó una "insuficiencia límbica de células madre" (LSCD por sus siglas en inglés), una condición que perjudica seriamente a la vista, además de sentir dolor cada vez que parpadeaba o veía una luz muy fuerte.
En un tratamiento experimental diseñado por varios médicos en el North East England Stem Cell Institute (Instituto de Células Madre del Noreste de Inglaterra), en Newcastle, se le extrajeron células madre a Turnbull de su ojo sano y se cultivaron en una capa de tejido amniótico, que suele utilizarse como apósito para las quemaduras. El servicio sanitario británico (el NHS) dispone de un banco de bolsas amnióticas donadas por mujeres que han dado a luz mediante cesárea.
Una vez que las células cubrieron la membrana, se transplantó una sección del tamaño de un sello en el ojo dañado del Sr. Turnbull. Dos meses más tarde, la membrana se había desprendido, tras aportar a su ojo dañado un suministro de células madre sanas, que se encargaron de reparar la córnea.
Las pruebas oculares que se le realizaron a los seis meses de la operación demostraron que la visión de Turnbull era tan buena como antes de haber sufrido el ataque. "Después del accidente sentí una rabia enorme durante mucho tiempo. Perdí el trabajo a causa de mi visión y ya no pude volver a practicar esquí acuático, deporte que se me daba bastante bien. El accidente me arruinó la vida y atravesé una época muy difícil", aseguró Turnbull. "El dolor y las molestias mejoraron casi de inmediato, y al cabo de un mes más o menos comencé a recuperar la visión. Antes sólo veía las letras más grandes de los gráficos de los oculistas, pero ahora distingo hasta las de la fila inferior", añadió.
El equipo médico, dirigido por Majlinda Lako y Francisco Figueiredo, ha tratado a otros siete pacientes que también padecían deficiencia límbica de células madre en un ojo. Algunos de los pacientes recuperaron la totalidad de su visión, mientras que otros, que padecían daños de mayor gravedad, experimentaron únicamente una mejora de la visión. Los detalles de este tratamiento han sido publicados en la revista estadounidense 'Stem Cells'.
En el campo de la terapia celular, existen diferentes estudios o experimentos que se han puesto en marcha para tratar la ceguera y otras patologías oculares, según informa Ángeles López.
El pasado mes de noviembre la compañía Advanced Cell Tenhnology anunciaba un proyecto para tratar un tipo de ceguera con células madre embrionarias. A su vez, investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sidney (Australia), señalaban recientemente el haber restaurado las córneas dañadas de tres personas con lentes de contacto impregnadas con células madre de los propios pacientes.
"El problema principal es que se trata de casos aislados. Los casos en ciencia son sólo anécdotas. La dificultad está en demostrar la utilidad de las células madre dentro de un ensayo clínico".
En España se están llevando a cabo múltiples ensayos clínicos con células madre adultas, casi todos ellos en fase II [la que verdaderamente muestra la eficacia de un tratamiento es la fase III], para tratar diferentes patologías. Uno de ellos es el que lidera Margarita Calonge Cano, del Instituto Universitario de Oftalmología Aplicada de Valladolid. Su grupo investiga casos de insuficiencia límbica corneal (la misma patología que han tratado los médicos ingleses) utilizando células madre del limbo escleral (la zona situada entre la córnea y la esclerótica).
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