domingo, 3 de enero de 2016

ANTE LA DUDA, no tocar


La laceración de los anexos oculares o del globo es una de las lesiones más graves.

El traumatismo contuso provocado por peleas, accidentes automovilísticos y deportivos resultan también en un daño serio. Con respecto a su tratamiento, existen medidas para actuar rápidamente y prevenir futuras lesiones o secuelas.

Evaluar la agudeza visual (no efectuarla si esto requiere forzar los párpados para abrirlos o instilar anestesia).
Inspeccionar los párpados en busca de laceraciones y desplazamiento del globo ocular hacia delante.




Buscar laceraciones profundas que puedan comprometer el globo del ojo, grandes laceraciones con prolapso de grasa o pérdida de sustancia, laceraciones que abarquen los márgenes palpebrales y laceraciones que comprometen el sistema nasolagrimal; ya que requieren derivación inmediata a un oftalmólogo.

Evaluar los movimientos y la alineación ocular con los reflejos corneanos.
La desalineación o disminución de los movimientos oculares sugiere la presencia de una fractura de la pared orbitaria.

Inspeccionar en busca de equimosis y edema conjuntival severo, laceración corneana o escleral, pupila irregular, deformación del globo o hipema.



No forzar los párpados para abrirlos porque esto puede transmitir la presión a un ojo perforado y causar la extrusión de su contenido.

Si se encuentra o se sospecha cualquiera de las condiciones anteriores, colocar un escudo sobre el ojo y derivar al paciente inmediatamente.
No colocar un parche compresivo dado que esto puede transmitir la presión al ojo.



Este tipo de lesiones deben ser tratadas rápidamente, por eso es importante el rápido traslado.
Siempre debe ser valorado por un oftalmólogo. Desgraciadamente, vemos posturas contrarias, en heridas por vegetales o cuerpos extraños lacerantes, que tras una atención intrusista, tenemos mayores problemas para remediarlo.
Ante la duda, mejor no tocar.

OFTALMÓLOGO ESTEPONA





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