La laceración de los anexos oculares o del globo es una de las lesiones más
graves.
El traumatismo contuso provocado por peleas,
accidentes automovilísticos y deportivos resultan también en un daño serio. Con
respecto a su tratamiento, existen medidas para
actuar rápidamente y prevenir futuras lesiones o secuelas.
Evaluar
la agudeza visual (no efectuarla si esto requiere forzar los párpados para
abrirlos o instilar anestesia).
Inspeccionar
los párpados en busca de laceraciones y desplazamiento del globo ocular hacia
delante.
Buscar
laceraciones profundas que puedan comprometer el globo del ojo, grandes
laceraciones con prolapso de grasa o pérdida de sustancia, laceraciones que
abarquen los márgenes palpebrales y laceraciones que comprometen el sistema
nasolagrimal; ya que requieren derivación inmediata a un oftalmólogo.
Evaluar
los movimientos y la alineación ocular con los reflejos corneanos.
La
desalineación o disminución de los movimientos oculares sugiere la presencia de
una fractura de la pared orbitaria.
Inspeccionar
en busca de equimosis y edema conjuntival severo, laceración corneana o
escleral, pupila irregular, deformación del globo o hipema.
No
forzar los párpados para abrirlos porque esto puede transmitir la presión a un
ojo perforado y causar la extrusión de su contenido.
Si
se encuentra o se sospecha cualquiera de las condiciones anteriores, colocar un
escudo sobre el ojo y derivar al paciente inmediatamente.
No
colocar un parche compresivo dado que esto puede transmitir la presión al ojo.
Este tipo de lesiones deben ser tratadas rápidamente, por eso es
importante el rápido traslado.
Siempre debe ser valorado por un oftalmólogo. Desgraciadamente,
vemos posturas contrarias, en heridas por vegetales o cuerpos extraños
lacerantes, que tras una atención intrusista, tenemos mayores problemas para remediarlo.
Ante la duda, mejor no tocar.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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