Hay una epidemia de miopía infantil y los científicos sólo encuentran un remedio: salir a la calle
Los problemas de miopía en niños son cada vez
más graves en todo el mundo, y un estudio realizado en 2009 ya indicaba que la proporción en
personas de entre 12 y 54 años que sufrían de miopía entre 1999 y 2004 (41,6%)
era muy superior a las que la sufrían en 1971-1972 (25%). Esas conclusiones se
agravan en diversos países asiáticos, donde las tasas de miopía son muy
preocupantes, por su raza.
De hecho, un 80% de los casi 4.800 niños y adolescentes a los
que se les
hicieron pruebas en Pekín tenían
miopía según el estudio publicado en marzo de este año. En un informe similar de
2012 en Seúl, prácticamente todos los niños a los que se les sometió a pruebas
(de un total de 24.000) sufrían también este problema visual. Los científicos e
investigadores no acaban de ponerse de acuerdo en las causas y posibles
remedios, pero hay uno que sí parece funcionar: que los niños pasen más
tiempo fuera de casa.
La Organización Mundial de la Salud ya reunió a un grupo de
expertos a principios de año para debatir sobre el tema y tratar de proponer
soluciones. Sus conclusiones aparecerán este verano, pero su preocupación es la
del incremento no solo en casos de miopía, sino en la de casos de miopía severa
que hace aumentar de forma notable los riesgos de otros problemas aún más
graves como desprendimiento de retina o glaucomas.
La miopía se puede corregir con gafas, pero muchos
padres no saben que sus hijos tienen miopía o no entienden lo importante que
son las gafas para evitar mayores problemas durante su etapa educativa. Las
creencias populares -"las gafas debilitan los ojos", algo que
no es cierto- contribuyen también a que los padres no actúen de forma rápida en
este apartado, pero al menos existen otras opciones.
Lo indican estudios en los que parece quedar claro que hacer que
los niños disfruten de más horas de actividad en el exterior, fuera de casa, es
muy beneficioso para aliviar el problema. Según el estudio CLEERE que se
realizó durante 10 años con 633 niños miopes y 617 no miopes en la Ohio State Universitye, riesgo de
desarrollar esta enfermedad se reducía en un 20% (solo 2 de
cada 10 niños serán miopes) si los niños pasaban al menos 2 horas diarias en
actividades al aire libre.
Otros estudios se han producido a lo largo de todo el mundo realizados
en escolares de Pekín afirmaba lo mismo- y ya en 2008 se presentaron en un
congreso mundial sobre miopía en el que la conclusión de los expertos
era clara. Como afirmaba Jane Gwuazda ya en 2009, "La mayoría
de los estudios, incluyendo el nuestro, sugieren que pasar un par de horas al
aire libre puede ser beneficioso para reducir el riesgo de desarrollar miopía".
Uno de los factores que de nuevo la creencia popular achaca a
estos problemas es el hecho de que los niños pasan cada vez más tiempo mirando
pantallas: los televisores, los ordenadores, los móviles y las tabletas son
desde su aparición sospechosos
habituales de provocar ese crecimiento de
casos de miopía, pero los estudios no han confirmado nada al respecto.
De hecho, en algunos informes epidemiológicos los niños con miopía usaban este
tipo de dispositivos el mismo tiempo que aquellos que no sufrían esta
enfermedad.
Todo apunta a que estas actividades simplemente contribuyen
tanto como las tareas que retienen a los niños en casa: los deberes y el
estudio hace que no salgan de casa tanto como debiera. De nuevo el hecho de
leer mucho, estudiar mucho o hacer muchos deberes y forzar la vista no es causa
del crecimiento de miopía por ese mayor esfuerzo visual cercano. Como en el
caso del uso de todo tipo de pantallas, la única consecuencia real
demostrada parece la fatiga visual.
No está claro cuál es el efecto reparador de esas actividades al
aire libre, pero el doctor Ian Morgan, de la Australian National University en Canberra, afirma que la luz que entra por los ojos incide sobre un neurotransmisor
llamado dopamina, que a su vez libera sustancias químicas que previenen las
causas de miopía. Sus conclusiones se publicaron recientemente en un artículo
de la revista Nature en la que trataba
de destacar los efectos beneficiosos de esas actividades al aire libre.
Otros grupos de investigación están experimentando con otras
posibles soluciones. En la Escuela Experimental de Primaria de Yanxi el aula es
muy especial: los ventanales rodean toda la estructura y las paredes son
translúcidas, lo que provoca que la cantidad de luz que llega al
interior sea mayor. Hace más calor en ese interior, pero los niños que
aprenden y estudian en su interior están encantados en su clase. La atropina es
otro de los métodos con los que se ha estado tratando de experimentar durante
décadas, aunque los resultados son dispares y aparecen efectos secundarios como
una mayor sensibilidad a la luz.
En estudios recientes publicados por equipos en Singapur y
Taiwán se descubrió que una menor dosis de atropina reducía la
progresión de la miopía en un 50 o un 60% en niños sin que aparecieran esos
efectos secundarios. El profesor de oftalmología Donald del Singapore National Eye Centre ha
realizado varios
estudios al respecto y ahora se
espera que los tests clínicos también se
realicen en Japón y Europa.
Den o no el resultado esperado esas pruebas, parece que hoy por
hoy el remedio es sencillo: los niños deben pasar más tiempo en
actividades al aire libre, algo que desde luego tiene más implicaciones de
las que parece y que afecta a la propia rutina diaria que impone el estilo de
vida actual. Habrá que esperar a las conclusiones de los expertos de la OMS,
pero todos los indicios apuntan a salir más de casa con los niños como la
solución ideal.
Más actividad al aire libre y menos ordenadores, es nuestro
consejo para este final de 2015. Ojala se porten así los Reyes de Oriente. A la
calle, por favor !! .
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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