Recomendaciones
sobre infecciones por staphylococcus aureus resistente a meticilina
El Staphylococcus
aureus se encuentra normalmente en la nariz y en la piel de las personas.
Aproximadamente 20% de la población son portadores de S aureus. Dicha bacteria
es una de las principales causas de infección intrahospitalaria, ya que provoca
infecciones en heridas postquirúrgicas, como por ejemplo la cirugía de
cataratas. La penicilina fue el primer tipo de antibiótico utilizado contra un
amplio espectro de bacterias, incluyendo S. aureus. Sin embargo, debido a
mutaciones bacterianas, la resistencia a este tipo de antibióticos por parte de
organismos productores de beta lactamasa, incluyendo muchas bacterias
gram-positivas como el S aureus los ha hecho ineficaces. Se desarrollaron
penicilinas para tratar S aureus resistente a penicilina (meticilina,
oxacilina, cloxacilina y flucloxacilina). Dos años después de su desarrollo en
1959, se reportó el primer caso de Staphylococcus aureus resistente a
meticilina (MRSA), aunque en 1990 hubo una explosión de MRSA en hospitales,
donde hoy ya es endémico.
Los
cambios necesarios en la práctica oftalmológica ante la creciente resistencia
bacteriana en la población serían los siguientes. En primer lugar, los
empleados de la salud, incluso en consultorios externos, deben evitar
microorganismos en sus manos, higienizándolas con antisépticos, entre
pacientes. Las superficies e instrumentos en contacto con los ojos deben ser
desinfectados regularmente. Se debe tener especial recaudo con los pacientes
que presentan factores de riesgo asociados a infecciones hospitalarias o en
centros de salud, incluso quienes deben someterse a reiteradas inyecciones
intravítreas.
En caso
de sospecha de infección por estafilococo, no es conveniente utilizar
antibióticos beta lactámicos. No es necesario recurrir a vancomicina ya que la
mayoría de las cepas de MRSA son susceptibles a otros antibióticos como
bacitracina, besifloxacina, tetraciclina, trimetoprima y aminoglucosidos. El
régimen de prescripción debe ser adecuado tanto en la dosis como en la
duración, ya que de lo contrario puede desarrollarse resistencia. Se deben
tomar medidas para evitar la aparición de nuevas cepas resistentes respetando
las pautas que desaconsejan el uso profiláctico rutinario de vancomicina en el
ámbito hospitalario y otros centros de salud como centros de cirugía
ambulatoria.
Lo más
recomendado en la literatura para prevenir endoftalmitis después de cirugía
intraocular es la desinfección prequirúrgica de la superficie ocular con
povidona iodada. La aplicación de antibióticos de amplio espectro
postoperatorios es muy común, pero su eficacia no está tan clara y su uso
prolongado favorecería el desarrollo de resistencia. En la actualidad lo que
tiene mayor eficacia probada como profilaxis de antibióticos en la cirugía de
cataratas es la aplicación intracameral el finalizar la cirugía. Algunos
investigadores recomiendan evitar procedimientos bilaterales en pacientes
colonizados con MRSA y que trabajan en ámbitos de la salud, además de
usar fluoroquinolonas de cuarta generación, besifloxacina o bacitracina como
profilaxis operatoria, dependiendo de las variantes regionales en los patrones
de resistencia bacteriana.
Los nuevos
antibióticos presentan buena actividad contra organismos gram-positivos
(ketolidos y oxazolidinonas), como así también las nuevas versiones de viejos
compuestos como estreptograminas, aminoglucosidos. Las fluoroquinolonas más
recientes, como besifloxacino, han mostrado excelente actividad contra MRSA.
Sin embargo, se han informado casos de resistencia aún en los antibióticos más
nuevos como linezolida.
En virtud
de la creciente resistencia microbiana en todo el mundo, tal vez sea necesario
volver a agentes alternativos para tratar las infecciones, que se utilizaban
antes de descubrirse los antibióticos. La conjuntivitis por MRSA ha sido
tratada con cloruro de benzalkonio. La lisostafina ha probado ser efectiva en
el tratamiento de queratitis y endoftalmitis por MRSA. Otra enzima
potencialmente útil es Las A proteasa que tiene resultados comparables a
vancomicina en queratitis por MRSA, y llega a ser más efectiva cuando el
tratamiento se empieza tarde. Finalmente, se está evaluando experimentalmente
una vacuna contra S. aureus.
La
resistencia antimicrobiana a la penicilina, meticilina y vancomicina es la
inevitable consecuencia de la exposición a antibióticos. La prevención es tan
importante como la necesidad de nuevos tratamientos.
Para el
tratamiento de infecciones por MRSA, incluyendo blefaritis, conjuntivitis y
queratitis, los oftalmólogos deben considerar trimetoprima, gentamicina,
bacitracina, besifloxacino, imipenem y vancomicina con el asesoramiento de
laboratorios microbiológicos locales. Para la profilaxis de portadores, se
aconseja la consulta con un especialista en enfermedades infecciosas. Se
recomienda optimizar la salud en general, mantener la higiene periocular o
estabilizar problemas inflamatorios como patologías de la superficie ocular y
el uso de antibióticos tópicos efectivos junto con antisepsia tópica. Ha sido
comprobada la eficacia de antibióticos intracamerales al finalizar la cirugía
de cataratas. Cefuroxima no es efectivo contra MRSA, existen algunas pruebas de
que vancomicina y moxifloxacino podrían ser eficaces en las dosis y regímenes
recomendados. Es fundamental el consentimiento informado en estos casos.
Se ha
expandido la incidencia geográfica de infecciones MRSA en todo el mundo. Por lo
tanto, en caso de infecciones que no responden, considerar la posibilidad de
MRSA y estar informado acerca de los porcentajes locales.
El S aureus resistente a meticilina es uno de los patógenos más rebeldes que últimamente los oftalmólogos deben enfrentarse en las infecciones oculares. Con las nuevas normas e investigaciones acerca de los pacientes en riesgo, debería poder evitarse la posibilidad de infección.
Hacer un
cultivo previo en las blefaritis escamosas, y en aquellos caso sospechosos es
indudablemente la primera medida; y
conforme tengamos el resultado, actuar. En nuestra larga experiencia, el uso de
vancomicina es eficaz en casi el 90% de los casos seleccionados.
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