Los oftalmólogos confían cada
vez más en la instrumentación con imágenes en la práctica diaria sobre el
glaucoma.
La tomografía de coherencia óptica
(OCT), la polarimetría láser de barrido (GDx, Carl Zeiss Meditec) y la confocal
de retina Heidelberg (HRT), contribuyen indudablemente a la calidad de la atención a nuestros
pacientes con glaucoma.
Cada instrumento mide y
muestra la información sobre la base de la diversidad y la extensión de la base
de datos, por lo tanto, no proporcionan información idéntica. Cada instrumento
tiene limitaciones inherentes que deben tenerse en cuenta cuando se interpretan
los resultados de la prueba.
La educación continuada es
una forma primaria de entender como evolucionan estas tecnologías . Las
presentaciones dirigidas a mejorar la comprensión de estos instrumentos y cómo
incorporarlos a la práctica diaria se encuentran en todos los programas. Por
ejemplo, en 2012, la Academia Americana de Optometría (AAO), celebrada en
Phoenix, Arizona, durante más de 20 horas tuvo
presentaciones de educación continuada,
relacionados con la tecnología y sus aplicaciones clínicas . Los
simposios presentados por la Sociedad de Oftalmología y Optometría sobre
Glaucoma, incluyó temas de interés relacionados con tecnologías de la imagen y
sentó las bases de nuevos horizontes para el futuro de glaucoma . Es evidente
que a través de la educación, la práctica de la oftalmología adopta la tecnología y se esfuerza por utilizar
todas las técnicas para la atención ocular.
Hemos estado involucrados en
la educación clínica en estos últimos 27
años, y se ha observado una tendencia en estas generaciónes más recientes de oftalmólogos
que se basan más principalmente en la tecnología para hacer y comprometerse a
un diagnóstico, únicamente sobre la base de una impresión de imagen anormal. Se
concede una implícita "validez" a los resultados de las imágenes, a
las que se superponen otros hallazgos clínicos, normales. Se acepta un
resultado normal o anormal según una imágen como la verdad absoluta, en lugar
de considerarla con otros hallazgos clínicos. La falta de experiencia clínica y
el afán de abrazar la tecnología puede llevar a un extremo erroneo.
Los médicos experimentados
también pueden ser víctimas de la mala interpretación de los resultados
anormales o normales, por varias razones. Las limitaciones de tiempo durante
una visita a la consulta o las limitaciones financieras con las compañías de
seguros de terceros pueden conducir al mismo punto final. En un intento de
proporcionar la mejor atención posible, utilizando la información disponible en
ese momento y con recursos limitados y el reembolso en la práctica privada, las
decisiones de iniciar el tratamiento principalmente sobre la base de los
resultados anormales de una OCT o HRT se hacen con cierta frecuencia. En estas
situaciones, la imagen del disco óptico se debe utilizar para establecer la
normalidad o diagnosticar glaucoma, y correlacionarla con imágenes de OCT y
otros hallazgos clínicos.
Una imagen normal en el OCT o
GDx se puede obtener a pesar de los cambios observados en consonancia con un
glaucoma. Una imagen anormal en un
paciente con hipertensión ocular, sugiere daño glaucomatoso, pero puede ser
artificialmente inducido por la alta miopía del paciente.
Esto refleja las limitaciones
de los datos del instrumento y se produce en ausencia de la pérdida de la capa
de fibras nerviosas de la patológica (NFL). Este fenómeno no es exclusivo del OCT,
debido a determinados rangos de datos normales se utilizan para definir los
límites de lo normal vs anormal para cada instrumento. A la luz de un hallazgo
anormal en el OCT, similares resultados comparativos se pueden obtener en el HRT
o GDx, lo que puede confirmar la "anormalidad", pero todavía no refleja
un diagnóstico definitivo.
Los ojos con pérdida de CFNR,
ya sea por un glaucoma o una neuropatía óptica isquémica anterior, pueden
producir una misma imagen en el OCT o GDx, sin embargo, hasta que no se estudie
una evaluación detallada del disco, y la observación o no de la presencia de
palidez o la pérdida glaucomatosa del borde, no puede ser comprobado el
diagnostico exacto.
Una vez más incidir que para
un diagnóstico de glaucoma, debemos valorar un estudio completo del paciente: una
historia clínica paciente, una tonometría de aplanacion Goldman y Pascal, una campimetría
a conciencia y pausada ( y repetida); la paquimetría central, hoy en día es
esencial en ojos “extremos” y con cirugía previa; un estudio detallado de la papila
óptica, y una OCT para valorar la capa de células ganglionares y la capa de
fibras nerviosas es decisorio habitualmente en el diagnóstico, “sine que non”
hay glaucoma.
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