Pese
a la extrañeza de su nombre, la fotofobia es una condición por
la que numerosos pacientes sienten dolor o incapacidad de abrir los ojos cuando
estos están expuestos a condiciones de luz intensa. No se puede decir que esta
afección sea una enfermedad, más bien se trata de un síntoma que
puede estar provocado por otras patologías.
Por
norma general, este molesto síntoma suele estar ocasionado por otros problemas
oculares o por causas neurológicas. No obstante, padecer
fotofobia puede mermar la calidad de vida. Por este motivo, la principal
recomendación para aquellos que sufren este tipo de síntomas es que acudan a la
consulta de su oftalmólogo para que se pueda evaluar el problema y localizar la
causa principal. Tratar la enfermedad asociada es la mejor forma de solventar
este síntoma.
Lo
más común es que quienes padecen de esta característica sufran ciertas
molestias en los ojos cuando tienen frente a ellos una luz intensa y brillante.
Las condiciones lumínicas del momento y el lugar suelen influir muchísimo en
las molestias oculares relacionadas con la fotofobia. El lagrimeo constante,
la imposibilidad de abrir los ojos y el dolor orbital son los indacadores
más frecuentes de que padecemos fotofobia. Obviamente esto ocurre porque el ojo
activa su mecanismo de defensa para protegerse ante las
condiciones que, por circunstancias, le resultan nocivas.
Como
hemos comentado con anterioridad, la fotofobia no puede describirse como una
patología en sí, ya que suele ser consecuencia de otro tipo de
afecciones. En la actualidad no se conocen con claridad los fundamentos
fisiopatológicos que ocasionan este síntoma, pero sí que se sabe
que suele ser una respuesta a algunos problemas oculares o neurológicos. En
este sentido, las personas que tienen los ojos más claros cuentan con una
predisposición mayor a padecer fotofobia.
Lo
que ocurre en el ojo es que el exceso de luz estimula
rápidamente los receptores del dolor que se ubican en el nervio
trigémino. Este nervio es uno de los que más sensibilidad tiene en
todo el cuerpo. Por lo tanto, si se presenta una enfermedad inflamatoria
ocular es posible que presente como síntoma la fotofobia. Podríamos decir que
patologías como la escleritis o la uveítis son causantes de esta condición
tan molesta para quienes la sufren.
Sin
embargo, las causas neurológicas de este síntoma pueden estar
asociadas al padecimiento de migrañas o jaquecas
crónicas. El tálamo procesa la luz en el cerebro, pudiendo ocasionar dolor al
activar los fotorreceptores. No obstante, los pacientes afectos de estas
patologías pueden notar un síntoma similar a la fotofobia pero que nada tiene
que ver con esta. Se trata de los destellos o flases oculares que
se originan un rato antes de que comience la cefalea migrañosa. La realidad es
que este tipo de síntomas nada tienen que ver con la recepción de la luz, sino
con la vasodilatación y la vasoconstricción de las meninges en el nervio
óptico.
El
tratamiento que evita o reduce la fotofobia pasa por tratar la patología que
subyace y la origina. Por norma general, lo más importante es tratar la raíz
del problema para evitar que los molestos síntomas perduren en el tiempo. El
oftalmólogo puede colocar gotas anestésicas en los ojos
para poder realizar una exploración óptima, ya que la fotofobia puede estar
ocasionada por diversos factores, incluido un traumatismo ocular.
Por
otra parte, determinados medicamentos de uso común como los
antihistamínicos, algunos antibióticos o anticonceptivos e incluso el consumo
de drogas puede ocasionar fotofobia, debido a la dilatación pupilar
que ocasionan. Al tener las pupilas dilatadas, la retina recibe un exceso de
luz y pude dar lugar a los síntomas de que hablamos.
A los
pacientes que sufren fotofobia se les recomienda utilizar gafas oscuras con
protección lateral para que la luz no tenga ningún rincón por el que pasar. En
casa es conveniente no poner las luces muy altas y lo más importante es la
visita al oftalmólogo para que, este pueda tratar el problema
que ocasiona este síntoma y atajar la recuperación.
Tenemos
que estar alerta al tipo de gafas de sol; normalmente un filtro 3 es
suficiente. Y no las compres en cualquier sitio.
OFTALMÓLOGO
ESTEPONA
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