Un cóctel farmacológico podría restaurar
la visión en nervios ópticos dañados
El avance clave en la restauración de la visión fue conseguir
que las fibras nerviosas regeneradas no sólo formen conexiones funcionales con
las células del cerebro, sino también lleven impulsos desde el ojo hasta el
cerebro
Una investigación realizada por expertos del Hospital Infantil
de Boston, en Estados Unidos, sugiere la posibilidad de restaurar al menos
alguna función visual en personas giegas por daños en el nervio óptico debido
al glaucoma, una enfermedad que se calcula que afecta a más de 4 millones de
estadounidenses, o por un trauma.
Como se informa en la edición digital de la revista 'Cell',
estos científicos restauraron la visión en modelos experimentales
con lesión del nervio óptico mediante el uso de la terapia génica para
conseguir que los nervios se regeneraran y --el paso crucial-- la adición de un
fármaco de bloqueo de canal para ayudar a los nervios a llevar los
impulsos desde el ojo hasta el cerebro. En el futuro, en su opinión, podría
lograrse el mismo efecto sólo con medicamentos.
En el estudio, modelos experimentales previamente ciegos
volvieron la cabeza para seguir los patrones de franjas en movimiento después
de recibir el tratamiento, dicen los co-investigadores Zhigang He y
Michela Fagiolini, del Departamento de Neurología y el Centro F.M. Kirby de
Neurobiología del Hospital Infantil de Boston. Los técnicos que realizaron las
pruebas no sabían que los animales de experimentación habían sido tratados.
"Al hacer las barras más y más delgadas, se vio que los
animales no sólo podían ver, sino que mejoró significativamente lo bien que
podían ver", dice Fagiolini. Mientras que otros equipos, entre ellos uno
en el Hospital Infantil de Boston, han restaurado la visión parcial en ratones,
se basaban en técnicas genéticas que sólo se pueden hacer en un laboratorio y,
en general, sus métodos conllevan la eliminación o el bloqueo de los genes
supresores de tumores, que fomentan la regeneración pero también podría
promover el cáncer.
El nuevo estudio es el primero en restaurar la visión con un
enfoque realista que podría ser utilizado en la clínica y que no interfiere con
genes supresores de tumores. El avance clave en la restauración de la visión
fue conseguir que las fibras nerviosas regeneradas (axones) no sólo formen
conexiones funcionales con las células del cerebro, sino también lleven
impulsos durante todo el camino desde el ojo hasta el cerebro.
El reto fue que las fibras volvieron a crecer sin la vaina
aislante conocida como mielina, que ayudan a propagar las señales nerviosas a
través de largas distancias. "Encontramos que los axones regenerados no
están mielinizados y tienen muy mala conducción; la velocidad de desplazamiento
no es lo suficientemente alto como para sustentar la visión -dice He--.
Necesitábamos una manera de superar este problema".
Gracias a la literatura médica, se enteraron de que un
bloqueador de los canales de potasio, 4-aminopiridina (4-AP), ayuda a
fortalecer las señales nerviosas cuando la mielina está ausente. El fármaco se
comercializa como AMPYRA para la esclerosis múltiple, un trastorno que también
conlleva pérdida de la mielina. Cuando lo agregaron, las señales fueron capaces
de llegar hasta el final.
Aunque el estudio utilizó terapia génica con virus llamados AAV
para administrar los factores de crecimiento que activan la regeneración
(osteopontina, factor de crecimiento similar a la insulina 1 y factor
neurotrófico ciliar), He y Fagiolini están probando si la inyección de un
"cóctel" de proteínas del factor de crecimiento directamente en el
ojo podría ser igualmente eficaz.
"Estamos tratando de comprender mejor los mecanismos y con
qué frecuencia tendríamos que inyectar las proteínas a inyectar -añade He--. El
virus de la terapia génica empleado está aprobado para su estudio clínico en
enfermedades de los ojos, pero un medicamento sería aún mejor".
Con la regeneración en el pistoletazo de salida, 4-AP o un
medicamento similar podría entonces dar forma sistémica para mantener la
conducción nerviosa. Debido a que 4-AP tiene potenciales efectos secundarios,
incluyendo convulsiones si se administra crónicamente, los autores han
comenzado a probar derivados (aún no aprobados por la agencia norteamericana
del medicamento) que son potencialmente más seguros para el uso a largo plazo.
Los investigadores están probando aún más los ratones para
comprender mejor el alcance de la recuperación visual y si su enfoque puede
conseguir que la mielina vuelva a crecer con el tiempo. "Puede ser
necesario combinar los medicamentos con entrenamiento visual para facilitar la
recuperación --adelanta Fagiolini--. Pero ahora tenemos un paradigma para
seguir adelante".
Somos un poco prudentes ante esto.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA