Ante una sequedad grave, de causa autoinmune o bien tras un
lasik mal indicado, tenemos que actuar con diligencia y comprensión.
La sequedad ocular severa que se trata (no se cura y apenas
se palia, simplemente se “trata”) con suero autólogo, restasis, y gotas qua hay
que aplicarse a intervalos que se miden en minutos (esta gota cada 20-30
minutos, esta cada hora…)
La sequedad no se detiene por la noche. No es que “ahora me
voy a dormir, mañana seguimos, queridas gotas” ni tampoco “una gotita por las
mañanitas y ya está”. No.
La
sequedad sigue de noche igual que de día, un día y otro y otro y un mes y otro
y otro y un año y otro y otro, y así hasta que uno se vuelva algo amargado y
desesperanzado. (que también seguirá).
Una de
las afectadas tras un lasik me decía hace años, “tengo que aplicarme en los
ojos una pasta bastante molesta (es una pasta en los ojos aunque lo intenten
disimular llamándolo “gel”) antes de acostarme para no tener que despertarme a
echarme gotas cada media hora”. Imagínese dormir con una pócima en los ojos.
Pues ella tampoco puede, pero como no puede vivir sin dormir se toma un
somnífero. Antes de la operación no se tenía que echar ninguna gota, ni se
tenía que aplicar ninguna pasta, y no necesitaba drogarse para quedarse
totalmente dormida.
A las
4 de la mañana ya se ha pasado el efecto de la pasta (perdón, del gel), ya no
aguanta más la sequedad, y tiene que levantarse a echarse gotas, y otra vez el
ritmo diario. Qué maravilla, despertarse por la mañana y no tener que ponerse
las gafas, ver las rendijas de la persiana con nitidez, la luz con claridad…
ella también esperaba esos despertares.
Otra de las afectadas padece queratitis crónica, fotofobia,
visión borrosa, y dolor de ojos continuo. Imagínese que sus ojos le duelen
continuamente. Dolor continuo no es que ahora me duele pero luego se me pasa, o
que por las mañanas estoy bien pero luego por las noches me duelen los ojos de
cansancio, o que hoy que he tenido que usar el ordenador me duelen más que ayer
que estuve de paseo. No. Dolor continuo es que me duele ahora, y luego también,
y después también, y por la tarde también, y por la noche también, y mañana a
las cuatro de la madrugada cuando ya no me hace más efecto esa pasta asquerosa
también, y mañana también, y pasado mañana también, y el siguiente día también,
y el siguiente, y el fin de semana que nos vamos a ver a mis familiares
también, y el lunes también, y el martes también, y el miércoles también, y el
jueves también, y el viernes también, y el sábado también, y el domingo
también, y la semana siguiente también, y la siguiente también, y la siguiente
también, y la siguiente también, y el mes que viene también, y el siguiente
también, y el siguiente también, y el siguiente también, y el siguiente
también, y el año que viene también, y el siguiente también, y el siguiente
también, y el siguiente también, y el siguiente también, y así hasta que me
vuelva muy mal.
La
afectada anterior padece tal grado de sequedad que cada vez que parpadea siente
como si le rasparan la córnea. Ha tenido que entrenarse para intentar controlar
sus parpadeos. Imagínese que siente como si tuviera algo metido en el ojo, sólo
que no se lo va a poder sacar nunca. Y todo ello gratamente acompañado de dolor
ocular crónico. Al anochecer, el somnífero, y al amanecer, el antidepresivo.
Han
tenido que dejar sus trabajos (y la esperanza de recuperarlos) porque no
aguantan el aire acondicionado, o no aguantan el ordenador más de quince
minutos al día, o ni siquiera aguantan cuatro páginas seguidas de lectura en
papel. Se acabó leer libros o trabajar en internet o ver la tele, y del cine
mejor no hablemos. Hay personas con minusvalía reconocida que tienen mucha
mejor salud, no sufren semejante calvario y viven muchísimo mejor.
El día
anterior de la operación no padecían sequedad, ni tenían que echarse gotas, ni
les dolían los ojos, hacían vida normal, no necesitaban pastillas para dormir,
ni mucho menos antidepresivos para vivir. Y todo ello en plena juventud:
ninguno llega a los 40 y algunos ni siquiera a los 30, y ya tienen ojos de
anciano, o peor. Cómo estarán cuando tengan cuarenta o cincuenta años?
Y no
fue que eligieron los peores médicos ni las peores clínicas. Les operaron los
mejores doctores en las mejores clínicas con la más avanzada tecnología. Y
tampoco fue que se operaron hace muchos años que la tecnología no estaba tan
“avanzada”. Todos ellos son recientes: hace tres años, hace un año, hace meses…
Todo iba a salir perfecto: “Tus ojos están sanos”, les decían, “las
complicaciones ocurren a un caso entre mil”. Y ellos iban a decir: “esto es lo
mejor que he hecho en mi vida, por qué no lo habré hecho antes” e iban a
mejorar toda su vida gracias a la operación, y en agradecimiento iban a grabar
un vídeo testimonial donde contarían al mundo su feliz historia, recomendarían
efusivamente la operación y derramarían todas sus “gracias” a todo el personal
de la clínica por su amabilidad y su profesionalidad. Ellos también estaban
seguros de que a ellos no les iban a tocar esos horrores que cuentan en
internet sólo para meter miedo a los pacientes.
Por
mucho que los doctores se empeñen en negar lo evidente, su pérdida de salud
visual se debe a la operación. Antes de la operación tenían una salud ocular
envidiable (por mucho que la industria se empeñe en identificar gafas con
“incorrección”), y después padecen secuelas que antes ni siquiera imaginaban.
Otra cosa es que la clínica se haya blindado judicialmente o que un juez no
disponga de suficientes pruebas que lo demuestren, pero nosotros sabemos muy
bien cómo veíamos antes y cómo vemos ahora. Y nadie es inmune al error y, por
mucho que los doctores lo nieguen el verdadero riesgo que se empeñan en ocultar
es excesivo e inasumible y los resultados son impredecibles.
Da
mucha pena, y un gran disgusto, atender en consulta a estos pacientes; pero ahí
debemos estar. A la gran mayoría de ellos les podemos ayudar con lagrimas
artificiales ( Hyabak, Navitae, Lipolac…) , lagrimas naturales ( suero/plasma
autólogo ), ciclosporina bien tolerada, y algún antiinflamatorio ( Vexol). Esperamos
seguir orientando previamente a un hipotético láser, y desaconsejarlo cuando
sea preciso; y tratando esos postoperatorios dolentes.