jueves, 15 de febrero de 2018

NUNCA ES TARDE, a veces es un error


El glaucoma es un grupo de enfermedades oculares que pueden conducir a la ceguera al dañar el nervio óptico. El ojo produce continuamente un líquido, llamado acuoso, que debe drenarse del ojo para mantener una presión ocular saludable.
En el glaucoma de ángulo abierto primario, que es el tipo más común de glaucoma, los canales de drenaje del ojo se bloquean y la acumulación de líquido hace que se forme una elevada presión dentro del ojo. Esta presión puede causar daño al nervio óptico, que transmite información desde el ojo al cerebro para su “procesamiento”.

El glaucoma ocasiona pérdida de visión periférica (o lateral) inicialmente, y el efecto puede ser como mirar a través de un tubo o dentro de un túnel angosto. Este efecto de "visión de túnel" hace que sea difícil caminar sin toparse con objetos que están a un costado, cerca de la cabeza o al nivel de los pies:
El glaucoma es una condición ocular especialmente peligrosa porque la mayoría de las personas no experimentan ningún síntoma ni signos de advertencia temprana al inicio del glaucoma. Esta es la razón por la cual el glaucoma a menudo se llama "el ladrón furtivo de la vista" o enfermedad “ silente”.
El glaucoma puede ser tratado, no curado. El glaucoma se puede tratar, pero no es curable. El daño al nervio óptico por glaucoma no se puede revertir. Sin embargo, reducir la presión en el ojo puede ayudar a prevenir un mayor daño al nervio óptico y una mayor pérdida de la visión periférica.

 La detección temprana, el tratamiento apropiado y continuo, y la disponibilidad de servicios especializados de rehabilitación de visión y visión reducida pueden ayudar a las personas con glaucoma a vivir una vida productiva y satisfactoria.
Comenzando tan temprano como a los 35 años, una prueba de presión ocular (también llamada tonometría) para el glaucoma debe ser una parte esencial de su examen ocular integral anual. Además, una prueba de campo visual, en situaciones intermedias, puede detectar la pérdida de la visión periférica antes de que pueda siquiera darse cuenta. Y una tomografía de papila, OCT, nos confirma en la existencia o no de riesgo de glaucoma, y es muy eficaz en situaciones iniciales.

En resumen, que tu oftalmólogo te diga cómo está tu nervio óptico, con una retinografia y una OCT, y que te oriente sobre el riesgo personal a medio plazo.

OFTALMÓLOGO ESTEPONA


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